Año Nuevo
Él llamaba insistentemente,
como el trinar de un pájaro herido
en su cantar de voz constante,
queriéndola alcanzar un poquito
triturando un llamado constante.
Ella dudaba,
como duda el viento de su sonido,
su cuerpo indicaba la puerta
su corazón la quería abierta
y las voces de sus hijos
la retenían en la soledad
que solo retiene a los caídos
brotando temores de sequedad;
y al mirar esos pequeños ojitos
invocaba otros ojos, de otra edad
que absorbían cada gota de su feminidad.
Sabía que sería crucificada
si tomaba la opción de partir
de correr, para sentirse amada;
como así mismo, comprendía
que su voz se inmolaría
si no partía en ese momento
que siendo tarde, no salvaba el día
de un año nuevo ya latiendo.
El continuaba llamando
ya no razonaba
solo quería seguir amando
solo suplicaba la presencia
de la impropia mujer que amaba;
lo había dejado todo
a sus propios hijos
a sus propios pequeños ojitos
a caminar a su propio modo.
¡Cuánto duele el amor
en cada opción que tomamos!
¡Destino que nos llenas de dolor
miserable, como nos aprietas
sucumbiendo, por ti, ahogados!
Él continuo llamando
ya resignado
escucho estallar la medianoche
su mundo estaba callado
su corazón hincado en un boche;
elocuente fue su sorpresa
al verla cruzar la puerta
puerta cruzada otras veces
pero nunca en una noche muerta
a la esperanza de tantos meses
Ella con los ojos llorosos
recordando el reclamo de su hija
que exigía locuazmente su presencia
en una noche carente de sonrisa;
su mente evadida, su cuerpo sin prisa
avanzó lentamente con su paso
hasta ver la presencia de su amado
con torso desnudo y pie descalzo
poco a poco
con los segundos ya estancados
fueron brumosamente desapareciendo
los recientes recuerdos callados.
Su presencia iba llenándolo todo
acercándose, aliviando todo peso
ya tan cerca de su respiración
espero calmadamente el ansiado beso,
solo existieron los dos
ni hijos, ni ácida preocupación
llenándose el uno al otro
cambiando esa ladina desesperación.
Lector que cruzaste con estos versos
no los juzgues
no lo critiques;
si alguna vez has sentido el amor,
el amor de verdad,
el amor que destella,
no los rompas, haz como yo
que soy el padre de los hijos de ella.
LSJ